jueves, abril 02, 2015

April Fool's, el Día de los Inocentes y yo

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Siento mucho rechazo por las bromas de todo tipo. Sobretodo esas que parecen muy reales, te hacen creer todo y después cuesta mucho cachar que nunca fue todo así.

El día de los inocentes siempre fue una tortura de la infancia, porque nunca supe qué inventar y siempre fui blanco de todo tipo de jugarretas. No sé si el problema es ser poco pillo o llevar mucha inocencia en la mente. Mi teoría en eso es va más cercana a que mi cerebro emocional funciona muy similar al de un perro.

Sí, un perro. Es algo que debo profundizar en otro "editorial".

El tema es que, ¿qué pasa con toda la gente que cae en las bromas del 28 de diciembre? ¿Qué pasa con esa gente que no entiende la cultura gringa del April Fool's? Porque, claro, ahora somos tan euroglobalizados que también celebramos April Fool's, no sé si como excusa para hacer sufrir a la gente o evaluar cuán malo eres o cuán tonto es el que te rodea.

Llendo más allá -y sin el afán de parecer un tonto grave-, ¿resulta viable celebrar esta clase de días en la vida que llevamos hoy? Tenemos un sistema comunicacional que vive saturado de información, donde cada mensaje puede ser tan cierto como falso. ¿A qué creer? Se puede vivir con una mentira durante todo el día hasta que es corregida, pero la sensación de desconfianza queda ahí.

Después de cada broma anual que me hacían mis tías y primos, siempre iba cayendo un poco de credibilidad ante las cosas que me decían. Y la verdad, siempre era -y soy- el que menos se reía de cada uno de los chistes de inocentes.

Por eso, me declaro un completo enemigo del April Fool's y el 28 de diciembre. Porque, tenga la edad que tenga, siempre seré una "inocente palomita".

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